JOSE MARIA CANO
Jose Maria Cano
José María Cano (Madrid) comenzó a estudiar arquitectura, ha sido un apasionado de la pintura desde muy joven, sin embargo la música se le cruzó en su camino, uno demuestra su arte pero el arte ocurre de una forma inevitable. Tras abandonar el grupo Mecano, actualmente dedica su cuerpo y alma a una de sus grandes pasiones “La pintura”
Dali
Si te reencarnas en cosa
Hazlo en lápiz o en pincel
Y Gala de piel sedosa
Que lo haga en lienzo o en papel
Si te reencarnas en carne
Vuelve a reencarnarte en ti
Queremos genios en vida
Queremos que estés aquí
"Eungenio" Salvador Dalí
Si te reencarnas en cosa
Hazlo en lápiz o en pincel
Y Gala de piel sedosa
Que lo haga en lienzo o en papel
Si te reencarnas en carne
Vuelve a reencarnarte en ti
Queremos genios en vida
Queremos que estés aquí
"Eungenio" Salvador Dalí
Escrita y compuesta por Jose Maria Cano "Mecano"
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En la celebración del día de la droga en Madrid, José María Cano ex componente del grupo musical MECANO, elige uno de sus temas compuestos por él “Me cuesta tanto olvidarte” para una grabación de un disco en directo en beneficio de la fundación contra la droga.
Jose Maria Cano, también participó en la venta de uno de sus cuadros 'Take a Walk on the Wild Side', el cuadro representa la figura de la presentadora de televisión Sonia Martinez. Los beneficios de su venta irán también destinados a la fundación contra la droga.
“Las drogas son alegria articial, van en contra del amor, nos hacen perder la sonrisa, hacernos egoístas y nos hacen perder lo más grande que tenemos, nuestra salud".
Sonia Martínez 1963/1994
Sonia Martinez
Mª Sonia Martinez Mecha, presentadora de televisión y actriz, nació en Madrid el 23 de septiembre de 1963, su padre trabajaba en la base militar de Torrejón de Ardoz y su madre trabajaba como modista. Con cinco años empezó hacer gimnasia olímpica y a los nueve se pasó a la natación. Podía haber tenido un futuro en el deporte pero su carácter rebelde de aquella adolescente no iba bien con la disciplinada vida de los deportistas.
Con dieciséis años un primo suyo productor de TVE la llamó para hacer las pruebas para el programa 3,2,1 contacto. Sonia por su simpatía, es elegida para presentar el programa y ahí para ella comienza un cuento de hadas.
Durante su primer año como presentadora retomó los estudios que había dejado aparcado y al año siguiente se alquila un apartamento para tener mayor independencia, aunque oficialmente seguía viviendo en casa de sus padres. Guapa, popular, simpática y con dinero, la requerían en todas las fiestas, su madre preocupada por el camino que había tomado su hija, le advertía de que vivía demasiado deprisa: "subes muy alto y te vas a caer".
DABADABADA
A los veinte años, se independiza de sus padres y se va a vivir con un chico a Barcelona en ese tiempo rueda la pelicula "perras callejeras". Al volver a Madrid, para empezar a trabajar en la serie de TV "2ª enseñanza" se encuentra con una cruel y triste sorpresa del destino: su madre, que sólo tenía cuarenta y tres años, estaba en fase terminal a consecuencia de un cáncer de hígado y pecho. Un mes después moría en sus brazos.
Aquella pérdida la marcó para el resto de su vida y quizás fue esa la carencia que la llevaría a buscar un refugio suicida en las drogas. Cuatro meses después de la muerte de su madre y en una fuerte depresión, se marchó a vivir a Nueva York con la esperanza de encontrar trabajo, pero no fue así y volvió a Madrid donde su popularidad permanecía intacta.
Con dieciséis años un primo suyo productor de TVE la llamó para hacer las pruebas para el programa 3,2,1 contacto. Sonia por su simpatía, es elegida para presentar el programa y ahí para ella comienza un cuento de hadas.
Durante su primer año como presentadora retomó los estudios que había dejado aparcado y al año siguiente se alquila un apartamento para tener mayor independencia, aunque oficialmente seguía viviendo en casa de sus padres. Guapa, popular, simpática y con dinero, la requerían en todas las fiestas, su madre preocupada por el camino que había tomado su hija, le advertía de que vivía demasiado deprisa: "subes muy alto y te vas a caer".
DABADABADA
A los veinte años, se independiza de sus padres y se va a vivir con un chico a Barcelona en ese tiempo rueda la pelicula "perras callejeras". Al volver a Madrid, para empezar a trabajar en la serie de TV "2ª enseñanza" se encuentra con una cruel y triste sorpresa del destino: su madre, que sólo tenía cuarenta y tres años, estaba en fase terminal a consecuencia de un cáncer de hígado y pecho. Un mes después moría en sus brazos.
Aquella pérdida la marcó para el resto de su vida y quizás fue esa la carencia que la llevaría a buscar un refugio suicida en las drogas. Cuatro meses después de la muerte de su madre y en una fuerte depresión, se marchó a vivir a Nueva York con la esperanza de encontrar trabajo, pero no fue así y volvió a Madrid donde su popularidad permanecía intacta.
Sonia Martinez
Aquel verano, se publicaron unas fotos suyas en “top less” cuando veraneaba en Ibiza y, al volver en Septiembre a su trabajo, la comunicaron que no podía seguir trabajando en un programa infantil. Pleiteó contra aquel despido y ganó el juicio consiguiendo forzar un nuevo contrato de tan sólo tres meses. Después de aquello, nada.
Tenía entonces 22 años, y se puso a trabajar dando clases de gimnasia pero sin dejar de salir todas las noches, frecuentando locales de moda. Pero el deporte durante el día y las juergas por las noches no son compatibles, un alumno de aquel gimnasio le ofreció por primera vez cocaína, asegurándole que aquel polvillo blanco conseguiría ponerla a tono para mantener el ritmo frenético que llevaba.
Ella que hasta entonces no había fumado un cigarrillo ni era aficionada al alcohol, le gustó la sensación de “ponerse las pilas” que la droga le producía. Empezó tomando rayas esporádicas cuando algún conocido se la ofrecía, pero luego la compraba ella misma. Primero sólo para los fines de semana, luego algunos días laborables, hasta que al final necesitaba su dosis diaria de dos gramos de “perico” para poder funcionar.
En su ritmo diario como profesora de gimnasia y nocturna vida social, conoció a muchos hombres y por ella parecían sentir debilidad los deportistas. Un futbolista enamoró el corazón de Sonia y se fue a vivir con el a Burgos. Esa relación se truncó, el enfermó de meningitis y ella descubrió que se había quedado embarazada. Aun deseando ese hijo abortó.
Durante su estancia en Burgos Sonia había dejado las drogas, pero la depresión por la ruptura y su falta de valor para enfrentarse a los problemas, hizo que volviera a esnifar cocaína a su vuelta a Madrid. Su padre a pesar de las malas relaciones que tenían por el mundo que Sonia estaba eligiendo, le consiguió un empleo en una agencia de publicidad y en un pub cercano conoció a Lolo ex-drogadicto que trabajaba como transportista.
Sonia por el contrario estaba en plena carrera hacia la heroína. Un día se despertó sintiendo que todo su cuerpo temblaba, con náuseas, tosiendo sin parar, diarrea y la sensación de que le faltaba el aire, supo que era drogadicta, necesitaba inyectarse para no tener esa horrible sensación del “mono”, para estar simplemente tranquila y poder disimular todo ese enredo donde se encontraba metida. Cada día, la preocupación de la pareja era dónde sacar el dinero para las dosis.
Su padre, ajeno a lo que le pasaba, se enteró de lo que le sucedía a su hija y la echó de casa. Sonia en poco tiempo adelgazó casi 20 kilos, vagaba por las calles sin rumbo fijo con todas sus pertenencias en dos bolsas y hubo noches que las pasó al raso, dormía en chabolas de gitanos o en la furgoneta abandonada de su novio. Su padre viendo a su hija convertida en una vagabunda, no podía más ante tanto sufrimiento y decidió ayudarla. La ingresó en un centro de desintoxicación de Madrid, donde pasó el síndrome de abstinencia física, pero no superó la dependencia psicológica.
Tenía entonces 22 años, y se puso a trabajar dando clases de gimnasia pero sin dejar de salir todas las noches, frecuentando locales de moda. Pero el deporte durante el día y las juergas por las noches no son compatibles, un alumno de aquel gimnasio le ofreció por primera vez cocaína, asegurándole que aquel polvillo blanco conseguiría ponerla a tono para mantener el ritmo frenético que llevaba.
Ella que hasta entonces no había fumado un cigarrillo ni era aficionada al alcohol, le gustó la sensación de “ponerse las pilas” que la droga le producía. Empezó tomando rayas esporádicas cuando algún conocido se la ofrecía, pero luego la compraba ella misma. Primero sólo para los fines de semana, luego algunos días laborables, hasta que al final necesitaba su dosis diaria de dos gramos de “perico” para poder funcionar.
En su ritmo diario como profesora de gimnasia y nocturna vida social, conoció a muchos hombres y por ella parecían sentir debilidad los deportistas. Un futbolista enamoró el corazón de Sonia y se fue a vivir con el a Burgos. Esa relación se truncó, el enfermó de meningitis y ella descubrió que se había quedado embarazada. Aun deseando ese hijo abortó.
Durante su estancia en Burgos Sonia había dejado las drogas, pero la depresión por la ruptura y su falta de valor para enfrentarse a los problemas, hizo que volviera a esnifar cocaína a su vuelta a Madrid. Su padre a pesar de las malas relaciones que tenían por el mundo que Sonia estaba eligiendo, le consiguió un empleo en una agencia de publicidad y en un pub cercano conoció a Lolo ex-drogadicto que trabajaba como transportista.
Sonia por el contrario estaba en plena carrera hacia la heroína. Un día se despertó sintiendo que todo su cuerpo temblaba, con náuseas, tosiendo sin parar, diarrea y la sensación de que le faltaba el aire, supo que era drogadicta, necesitaba inyectarse para no tener esa horrible sensación del “mono”, para estar simplemente tranquila y poder disimular todo ese enredo donde se encontraba metida. Cada día, la preocupación de la pareja era dónde sacar el dinero para las dosis.
Su padre, ajeno a lo que le pasaba, se enteró de lo que le sucedía a su hija y la echó de casa. Sonia en poco tiempo adelgazó casi 20 kilos, vagaba por las calles sin rumbo fijo con todas sus pertenencias en dos bolsas y hubo noches que las pasó al raso, dormía en chabolas de gitanos o en la furgoneta abandonada de su novio. Su padre viendo a su hija convertida en una vagabunda, no podía más ante tanto sufrimiento y decidió ayudarla. La ingresó en un centro de desintoxicación de Madrid, donde pasó el síndrome de abstinencia física, pero no superó la dependencia psicológica.
Algunos amigos intentaron ayudarla, entre ellos el musico y compositor del grupo Mecano Jose Maria Cano, le ayudo para mejorar su situación, pero poco se podía hacer para mejorar.
Jose Maria Cano
Su padre pensó en sacarla del ambiente en el que estaba metida en Madrid y la mandó a Chile a casa de unos amigos pero a los cuatro días estaba en Madrid con un mono fortísimo. Se fue a vivir con Lolo que por aquel entonces acababa de desintoxicarse.
Dos meses después, el destino les ofreció una nueva oportunidad. Una agencia de publicidad le ofreció un millón y medio de pesetas (nueve mil euros) por la exclusiva de la boda. Se casaron por lo civil el 13 de Diciembre de 1989 en San Martín de Valdeiglesias. A la ceremonia sólo asistió la familia de su novio Lolo. A solo dos meses de su boda, la pareja pasó una fuerte crisis y decide separarse un tiempo. Sonia se queda sola de nuevo, sin amigos ni familia, solo le quedaba el submundo de los toxicómanos de Madrid.
Dos meses después, el destino les ofreció una nueva oportunidad. Una agencia de publicidad le ofreció un millón y medio de pesetas (nueve mil euros) por la exclusiva de la boda. Se casaron por lo civil el 13 de Diciembre de 1989 en San Martín de Valdeiglesias. A la ceremonia sólo asistió la familia de su novio Lolo. A solo dos meses de su boda, la pareja pasó una fuerte crisis y decide separarse un tiempo. Sonia se queda sola de nuevo, sin amigos ni familia, solo le quedaba el submundo de los toxicómanos de Madrid.
Se quedó embarazada y esa noticia parecía ser lo que de nuevo le dio fuerzas para afrontar la vida, pero su gran adicción a la heroína volvió a ganar la macabra partida. Su hija, una niña a la que llamaron Yaiza, nació el 9 de febrero de 1991, con síndrome de abstinencia y anticuerpos del sida. Los médicos, sin embargo, confiaban en que la niña pudiera negativizar en su primer año de vida aquellos anticuerpos de su madre, cosa que así sucedería a los tres meses.
Sonia sintiéndose incapaz de hacerse cargo de una recién nacida, llevó a su hija al centro tutelar de menores de Madrid. La niña ingresó en un colegio residencia, de dónde sólo podría sacarla cuando tuviera trabajo fijo, casa y demostrara que estaba curada totalmente de la droga.
Sonia sintiéndose incapaz de hacerse cargo de una recién nacida, llevó a su hija al centro tutelar de menores de Madrid. La niña ingresó en un colegio residencia, de dónde sólo podría sacarla cuando tuviera trabajo fijo, casa y demostrara que estaba curada totalmente de la droga.
Sonia Martinez
Sonia se dedicaba a ejercer la prostitución en la madrileña Casa de Campo y se iba en cuanto tenía lo suficiente para sus dosis. En junio de 1992 ingresa en un hospital madrileño: el sida se había declarado en su organismo de forma activa. Nadie fue a visitarla. Meses después, un desconocido que la conoció en la calle, la acogió en su casa, la pagaba los cuidados médicos le brindo su cariño y afecto desinteresadamente a una mujer que había conquistado los corazones de tantos personas.
Sonia Martínez murió en septiembre de 1994 en silencio casi a escondida, lejos de la popularidad, de aquella sonrisa que a tantas personas conquistó. El 23 de ese mismo mes cumpliría treinta y un años de edad. Al entierro le acompañó, su padre, su hermana y su ex.
"Cuando la vida te golpea fuerte tenemos que recordar que existen pequeñas cosas que hacen que merezca la pena continuar. Esta canción es una de esas cosas"
"Me cuesta tanto olvidarte"
Bonita página de recuerdo a Sonia Martínez. Aún la echo de menos, y creo que no soy el único...
ResponderEliminarMuchas gracias.